Cuando pensamos en productos básicos en nuestro día a día, uno de los que se nos viene a la cabeza es el papel higiénico. Es evidente lo necesario que es, pero hasta la maldita pandemia no nos dimos cuenta de cuanto. Me voy a permitir decir, que no entendí esa locura transitoria que le dio a la población con este producto. Hay 200 maneras de mantenerse uno limpio como para tener que arrasar con las estanterías de los supermercados. Son imágenes que cuesta borrar de la cabeza (a lo mejor es problema mío), y que más pronto que tarde será imposible que vuelvan a suceder. Vamos a relatar problemas que han surgido con este producto y las alternativas posibles.
¿Qué alternativas hay al papel higiénico?
El título del artículo tiene un porqué, no es querer llamar la atención sin ningún tipo de información. Un estudio reciente de científicos de la Universidad de Florida y publicado en la revista científica Environmental Science & Technology Letters de la Sociedad Americana de Química alertaba de la presencia de PFAS, un grupo de agentes químicos en este tipo de papel para la limpieza personal. Estos pueden causar efectos adversos en los sistemas reproductivos e inmunitarios, así como en el desarrollo, y en órganos como el hígado y los riñones. Creemos que es importante visibilizar esta noticia, no para alertar, sino para informar.
Y esto nos lleva a lo que parecía un clickbait de manual (pero no), la alternativa al papel higiénico. En primer lugar, tenemos, al inodoro japonés, que seguro habéis oído hablar de él. Cada ver es más frecuente verlo en las casas españolas. Su principal diferencia con los inodoros habituales, reside en que cuentan con un segundo depósito de agua conectado con el interior del inodoro y que sirve para la higiene íntima, lo que lo hace la mejor manera de mantenernos bien aseados. Y lo que poca gente sabe, es que no tienen precios muy elevados, por lo que poco a poco serán la opción número uno en nuestros domicilios.
La segunda alternativa será una mirada al pasado, el bidet. He de decir que este es mi método habitual de limpieza, por razones personales, pero con el que tengo la certeza de estar limpio y saneado. Es cada vez más difícil verlos por los hogares, se suelen quitar en el momento que se hace una obra, es más, no suelen venir ya cuando se construyen edificios. Por último, mencionar las toallitas y las esponjas, que también se usan asiduamente, pero que bajo mi punto de vista, correrán la misma suerte que el papel higiénico.
Otros problemas que suponen del uso del papel
Ya hemos tocado el tema de lo poco pulcro que es el producto. Pero, no nos hemos dado cuenta de las graves consecuencias medioambientales que tiene. La producción de los millones de toneladas de este papel que se emplea diariamente, demanda millones de litros de agua para su elaboración y no resulta sostenible. También pueden dejar residuos de heces y aumentar el riesgo de irritaciones o problemas de salud más serios como las infecciones del tracto urinario. Con todo lo que aquí se ha redactado, creemos que es suficiente para por lo menos dudar.
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