Sin duda el aceite de oliva es un producto alimentación que todos consumimos y que en estas fechas, tras la inflación, se ha convertido en algo apto, solo para algunas personas. La escalada de precios ha llevado al aceite de oliva virgen extra a ser un artículo, como si de oro se tratara y no está al alcance de todos. Por ello, se buscan alternativas más baratas, pero que pueden no ser una buena opción saludable. Por ello, vamos a ver qué tipo de aceite de todos los existentes, es el que podemos usar en cuanto a precio calidad.
Cuál es la mejor alternativa al aceite de oliva virgen extra
Cuando hacemos comida, freir con aceite de oliva virgen extra (AOVE), según los expertos, se trata de un desperdicio. De hecho, existen aceites alternativos saludables que son una opción adecuada y sostenible. Concretamente, se trata del aceite de orujo de oliva. Existen hasta 32 tipos de aceites vegetales, que según Javier Sánchez Perona, investigador del CSIC en el instituto de la Grasa, se consideran alternativas. Algunos son mejores que otros, pero dentro de ellos, el más correcto, en cuanto a salud, es el aceite de orujo de oliva.
El aceite de orujo de oliva, se trata de un subproducto del aceite de oliva virgen extra, que se consigue tras la producción del mismo. Dicho producto extraído de la pasta sobrante, cuenta con grasa (aceite) y muchos compuestos bioquímicos de la propia aceituna e incluso de la hoja. Es decir, tienen antioxidantes y antiinflamatorios.
El aceite de orujo de girasol es mejor que el de girasol para frituras y salteados
Lo cierto es que aunque no huela y sepa igual que el aceite de oliva virgen extra, el aceite de orujo de oliva, sí que es un producto saludable, recomendando su uso para la cocina. Cuando hablamos de su uso en comidas, hacemos referencia a frituras o salteados, donde el elemento sensorial pierde su esencia. Por ello, si lo que queremos es una ensalada, por ejemplo, lo ideal es el AOVE.
En cuanto al aceite de girasol, usado por la mayoría de personas, por el precio barato, decir que es rico en ácido linoleico (40-70%) y ácidos grasos omega-6 (proinflamatorios), vinculados a procesos crónicos de inflamación y oxidación. Por su parte, el aceite de orujo de oliva es rico en ácido oleico (55-58%) y el aceite de oliva en omega-3 y omega-9. Además, el ácido oleico, también se encuentra en el aceite de oliva virgen y virgen extra. Por ello, hay que buscar un equilibrio entre todos ellos.
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