El despido improcedente puede desestabilizar la situación económica y emocional de cualquier trabajador. Al no cumplirse las causas o los requisitos formales establecidos en la normativa laboral, este tipo de despido otorga al empleado el derecho a reclamar y, en caso de resultar favorable, recibir una indemnización o ser readmitido en su puesto.
¿Cuándo se considera un despido improcedente según la normativa laboral vigente?
La legislación española recoge unas causas específicas que justifican la extinción anticipada del contrato de trabajo. Entre ellas se incluyen razones económicas, organizativas, técnicas o de producción, además de incumplimientos disciplinarios acreditados. Para que el despido sea válido, la empresa debe aportar la carta de despido con antelación suficiente (15 días) y detallar los motivos.
Por consiguiente, si no se cumplen estas exigencias o las razones no encajan con las recogidas en la ley, el despido puede ser calificado como improcedente. Y es que, en esos casos, el empleado puede iniciar una reclamación que podría implicar su readmisión o una compensación económica.
Documentación necesaria y plazos fundamentales para impugnar un despido de forma efectiva
Detectar un despido improcedente exige recopilar toda la información relacionada: la carta de despido, pruebas que demuestren la falta de causa y cualquier comunicación entre empresa y trabajador. Es aconsejable consultar con un profesional especializado que oriente sobre los pasos a seguir.
El plazo para presentar una impugnación en el Juzgado de lo Social es de 20 días hábiles desde la notificación. Ojo con los tiempos, pues no admiten demoras injustificadas. Ante un despido, el trabajador puede:
- Aceptar el despido: firmar la notificación y pasar a situación de desempleo, sin presentar reclamación.
- Impugnar el despido: escribir “no conforme” antes de la firma, guardar la fecha de la carta y recopilar toda la documentación posible para sustentar la futura reclamación.
Si el profesional considera que el despido no cumple los requisitos o es discriminatorio, la opción más efectiva suele ser iniciar el proceso legal. Esta es la tabla de motivos frecuentes y ejemplos de despido improcedente, es decir, un resumen con algunos de los supuestos más habituales:
Motivo alegado | Ejemplo de situación |
---|---|
Causas económicas insuficientemente justificadas | La empresa no acredita pérdidas reales o demostrables. |
Falta de pruebas disciplinarias | No existe un incumplimiento claro del trabajador. |
Vulneración de derechos fundamentales | Embarazo, lactancia o adaptación familiar al trabajo. |
Ausencia de carta de despido o plazos legales | No se entrega la carta o no se conceden los 15 días previos. |
Estos casos ejemplifican por qué es tan relevante revisar a fondo los motivos que la empresa argumenta.
Procedimiento de conciliación y vía judicial para conseguir una resolución favorable
El primer paso para reclamar es solicitar la conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC). Se trata de un intento de acuerdo amistoso que, de prosperar, evita el juicio. Si no hay consenso o la empresa no comparece, el siguiente paso es presentar demanda en el Juzgado de lo Social.
El juez determinará si el despido es improcedente y, en caso de ser así, la empresa deberá readmitir al trabajador o abonarle la indemnización correspondiente según la antigüedad y la normativa aplicable.
Enfrentarse a un despido es complicado, pero si existen indicios de que no se ajusta a la ley, es esencial informarse y actuar con rapidez. Anotar la fecha de comunicación, conservar todos los documentos y solicitar asesoría legal son pasos básicos para proteger tus derechos. En caso de duda, conviene acudir a profesionales o a organismos públicos que puedan orientar en la reclamación, ya sea para conseguir una readmisión o la indemnización que corresponda. También, te invitamos a conocer otros temas relacionados. Para ello, consulta la información que te ofrecemos en la sección de trámites de nuestro periódico digital de Andalucía.