Es posible que muy pronto tengamos que acostumbrarnos a ver un cuarto color en los semáforos de nuestras calles. El color Blanco. ¿Por qué?, te preguntarás. Pues la respuesta está en los coches autónomos, esos desconocidos de las carreteras que parecen pertenecer al futuro, pero que ya se encuentran entre nosotros. Este cuarto color está diseñado especialmente para ellos, pero, ¿cómo nos afectará a los conductores de carne y hueso?, para los que algunos ya parece ser algo confuso el sistema de tres. No te preocupes, porque a continuación te vamos a explicar como funcionan y de qué forma nos beneficia a todos los conductores su inclusión.
Los semáforos, causantes de los atascos en las ciudades
Desde su invención en 1914, el semáforo ha formado parte de nuestras vidas. Ya desde muy pequeños aprendemos que el rojo significa que te pares y el verde que puedes pasar. A medida que crecemos, añadimos el color naranja a nuestro vocabulario vial para saber que tenemos que avanzar con precaución o comenzar a detenernos (la verdad es que este hecho está abierto a interpretación para algunos usuarios). Pues bien, parece ser que en algún momento de un futuro no muy lejano tendremos que sustituir todos los libros de las autoescuelas para añadir el cuarto color.
Ingenieros de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, han realizado un estudio a través del cual han llegado a la conclusión de que los semáforos son los causantes de la mayoría de retenciones innecesarias que sufrimos al volante, y, por lo tanto, de aumentar considerablemente la contaminación en nuestras ciudades.
¿Cómo beneficia el color blanco al resto de conductores?
Como los coches autónomos tienen la capacidad de conectarse a la red de información de las ciudades, pueden saber en cada momento y a tiempo real la fase del semáforo al que se aproximan, su duración exacta y el tiempo que falta para que cambie de color. Ahora imaginemos que nosotros vamos conduciendo detrás de uno de estos coches inteligentes y nos acercamos a un semáforo en rojo. Si vemos la luz blanca, podemos ponernos detrás del coche autónomo y regular la velocidad a la que nos acercamos al semáforo para continuar nuestra marcha sin llegar a detenernos, porque el coche autónomo sabe cuando el semáforo se va a poner en verde. De esta forma no tendremos que parar y volver a reanudar la marcha, que es el momento de mayor consumo de un coche. Esto repercutirá de manera positiva en el medio ambiente y en nuestros bolsillos.
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