Giro inesperado en la pérdida de peso: el ayuno intermitente supera por poco a la dieta clásica

Una revisión de Nutrimedia analiza ensayos clínicos y concluye que el ayuno intermitente probablemente logra una pérdida ligeramente superior a medio plazo.

Tras los excesos típicos de las fiestas, muchas personas vuelven a plantearse un objetivo clásico: bajar de peso. En ese momento, aparece la duda entre lo “de siempre” (una dieta baja en calorías) y una tendencia que lleva años ganando terreno en redes sociales y conversaciones cotidianas: el ayuno intermitente. ¿De verdad adelgaza más?

La respuesta, con matices, llega desde Nutrimedia, un equipo que se dedica a revisar la evidencia científica disponible. Su conclusión principal es clara: a medio plazo, el ayuno intermitente probablemente ayuda a perder algo más de peso que una dieta hipocalórica. Sin embargo, la diferencia media es modesta.

Nutrimedia revisa estudios y compara estrategias reales para perder peso

Para contestar a la pregunta, los investigadores de Nutrimedia evaluaron un trabajo basado en 11 revisiones sistemáticas sobre ayuno intermitente. De ese conjunto, seleccionaron cuatro que incluían ensayos clínicos aleatorizados centrados específicamente en pérdida de peso, es decir, el tipo de estudios que mejor permite comparar métodos con cierta fiabilidad.

El objetivo era separar la sensación de “funciona porque lo he visto en internet” de lo que realmente se sostiene cuando se analiza el conjunto de datos con criterios científicos.

Ayuno intermitente: no se trata tanto de qué comes, sino de cuándo

A diferencia de la dieta clásica baja en calorías, que suele priorizar alimentos menos energéticos y reduce grasas y azúcares mientras potencia verduras, pescado o carnes magras, el ayuno intermitente pone el foco en el horario. En la práctica, concentra la ingesta en una ventana concreta y deja el resto del tiempo para ayunar.

Entre las modalidades más habituales están la 5:2 (cinco días normales y dos con fuerte restricción calórica), la 16/8 (comer en una ventana de ocho horas), el ayuno con alimentación temprana (comer antes, por ejemplo, de mañana y mediodía) o el conocido OMAD (una comida al día).

Un kilo de diferencia media a 12 meses, con evidencia moderada

Según la evaluación de Nutrimedia, cuando se observan resultados a medio plazo, hasta 12 meses, quienes siguieron algún tipo de ayuno intermitente perdieron, de media, algo más de un kilo adicional frente a quienes hicieron una dieta baja en calorías.

Ahora bien, el nivel global de evidencia se considera moderado: los resultados son relativamente consistentes entre estudios, pero persisten ciertas limitaciones e imprecisiones metodológicas. Por este motivo, los autores hablan de una ventaja “probable”, no de una certeza absoluta ni de un efecto espectacular.

Además, dentro de las distintas fórmulas, el ayuno con alimentación temprana parece apuntar a un efecto adelgazante ligeramente superior.

La diferencia importa según el contexto: salud, adherencia y vida diaria

En términos prácticos, un kilo puede ser relevante o no según la situación personal. En salud, suele considerarse razonable una pérdida del 5–10% del peso corporal para mejorar indicadores como tensión arterial, glucosa o lípidos. Ante este contexto, el ayuno puede ayudar a acercarse a ese objetivo, pero no sustituye una estrategia bien planteada ni actúa como “atajo”.

La clave, como recuerda la revisión, sigue siendo el balance calórico: muchas personas adelgazan con ayuno porque, al acotar horarios, terminan comiendo menos a lo largo de la semana. Si la ventana de comida se convierte en compensación con atracones, la ventaja desaparece.

Consejos clave antes de empezar: para quién no es adecuado y qué priorizar

El ayuno intermitente no es para todo el mundo. No se recomienda para niños y adolescentes, mujeres embarazadas o en lactancia, personas con diabetes o con trastornos de la conducta alimentaria.

Dado lo anterior, lo más sensato es elegir el método que encaje con la rutina. Para algunas personas, limitar horarios resulta más fácil que contar calorías cada día; para otras, la rigidez horaria choca con el trabajo o la vida social.

Y, sobre todo, el horario no compensa una mala alimentación: durante las horas de ingesta, conviene mantener una dieta equilibrada, con un patrón tipo dieta mediterránea. Si hay dudas o problemas de salud, la recomendación es clara: consultar con un médico o nutricionista antes de comenzar.

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