Detrás del glamur de los buques turísticos, miles de tripulantes de Filipinas, India y Latinoamérica sostienen el negocio con sueldos que rondan los 900 € y contratos temporales de hasta nueve meses.
Los cruceros siguen vendiendo la imagen de vacaciones perfectas, pero bajo sus cubiertas más bajas se libra otra travesía. Camareros, cocineros o dependientes como Helena, la colombiana de 29 años que ha visitado 16 países, encadenan jornadas de once y doce horas todos los días de la semana para que el pasajero solo piense en la próxima puesta de sol. ¿Merece la pena?
Qué condiciones laborales afrontan los trabajadores de cruceros durante contratos de hasta nueve meses
Los convenios marítimos permiten reclutar a tripulantes con acuerdos que oscilan entre cinco y nueve meses y que no contemplan días de descanso retribuido. Al término, la plantilla vuelve a casa dos meses sin salario y espera la siguiente travesía. El sueldo, entre 900 y 1.100 dólares (unos 750‑950 €), incluye comida y litera, pero difícilmente compensa el cansancio acumulado. Antes de seguir, conviene retener algunos datos clave:
- Jornada habitual: 10‑12 horas, siete días a la semana.
- Salario medio: 900‑1.100 $ mensuales, según puesto.
- Vacaciones: 2 meses sin remunerar tras cada contrato.
- Cabinas: compartidas, sin ventanas y con espacio reducido.
A simple vista, el contrato suena duro; sin embargo, para muchas familias supone el ingreso en divisa fuerte que no encontrarían en sus países de origen.
Cómo afecta la vida a bordo a la salud mental y familiar de la tripulación migrante
La distancia con los seres queridos es el mayor peaje emocional. Mejora la conexión a internet, sí, pero ver crecer a un hijo por videollamada pocas veces es suficiente. A ello se suma la separación física dentro del propio barco: los espacios de ocio de la tripulación están vetados para los pasajeros y viceversa, lo que refuerza la sensación de aislamiento.
Aspecto percibido como “ventaja” | Realidad cotidiana a bordo |
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Viajar por el mundo sin gastos | Escalas breves y poco tiempo libre para bajar a tierra. |
Vivienda y comidas incluidas | Cabinas pequeñas, sin ventanas y turnos de comedor limitados. |
Experiencia internacional en el currículum | Falta de promoción interna; la mayoría repite mismo puesto, temporada tras temporada. |
Este contraste genera un desgaste psicológico que puede afectar al rendimiento y, en consecuencia, a la renovación del contrato. ¡Vaya paradoja!
Por qué la falta de sindicatos limita los derechos y la protección social en la industria de cruceros
La tripulación opera bajo banderas de conveniencia y legislaciones laxas. Sin representación sindical efectiva, reclamar turnos más humanos o mejores coberturas sanitarias resulta prácticamente imposible. El Convenio sobre el Trabajo Marítimo asegura solo la atención médica básica y un descanso mínimo diario. Nada de prestaciones por maternidad, indemnizaciones garantizadas por accidente o derecho a huelga. ¿Quién se atreve a alzar la voz si un informe negativo puede cerrar la puerta a futuros embarques?
Aun así, el atractivo económico persiste. Jóvenes de todo el mundo siguen apuntándose para ahorrar y pagar estudios, construir una casa o abrir un negocio al regresar. Algunos, los menos, ascienden a puestos de mayor responsabilidad y obtienen jornadas más llevaderas; la mayoría continúa soportando la misma rutina temporada tras temporada.
Trabajar en un crucero puede sonar a aventura bien pagada, pero la realidad oculta salarios ajustados, extenuantes horarios y una protección social mínima. Si estás pensando en embarcarte, analiza primero las condiciones y tu capacidad de adaptación. El mar puede ser tan impredecible como el contrato que firmes. Síguenos para conocer más noticias del mundo laboral. Visita la sección de empleo de nuestro diario digital.