La DGT está estudiando modificar la tasa de alcoholemia de 0,5 gramos a 0,2 gramos de alcohol por litro en sangre. Esta medida trata de equiparse a los límites establecidos en otros países de la Unión Europea, tales como: Alemania, Dinamarca o Suecia. Al mismo tiempo, el fin último de esta reducción de la tasa de alcohol permitido, trata de reducir los accidentes de tráfico provocados por esta causa, la cual es la segunda en siniestros con víctimas mortales en las carreteras españolas.
La reducción de la tasa de alcoholemia debe pasar aún por un proceso legislativo para entrar en vigor
La reducción de la tasa de alcoholemia es una medida que aún debe pasar por el proceso legislativo para entrar en vigor. En cualquier caso, es una propuesta que ya ha comenzado su tramitación, tal y como ha anunciado el ministro del Interior, Grande-Marlaska, con el respaldo de la Dirección General de Tráfico. La reducción de la tasa de alcohol al volante nace con un amplio consenso en la sociedad española, como una medida encaminada a reforzar la seguridad vial.
Cuando entre en vigor la nueva normativa, la tasa de alcohol en sangre pasará de los actuales 0,5 gramos por litro de sangre a los 0,2 gramos por litro. Esto supone que la tasa de alcohol en aire aspirado pase a ser como máximo de 0,10 miligramos el litro, en lugar de los 0,25 miligramos por litro actuales.
Por otra parte, los límites de alcohol permitidos al volante, se reducen aún más para el caso de conductores profesionales y noveles. Ahora el límite es de 0,30 gramos por litro, y pasaría a ser de 0,20 gramos por litro. En caso de aire aspirado, pasaría de los 0,15 miligramos por litro a los 0,10 miligramos por litro. Asimismo, desde la DGT recuerdan que, la tasa de los menores que conducen cuatriciclos o patinetes eléctricos, desde el año 2021, es cero.
El consumo de alcohol al volante en la segunda causa de siniestros mortales en nuestro país
Tomar alcohol y ponerse al volante es una mala decisión porque merma la capacidad de peligro, provocando situaciones de riesgo. Al mismo tiempo, el conductor, influenciado por el alcohol, ve alterado considerablemente el tiempo de reacción, con problemas de percepción, como la visión doble. También, la impulsividad y el incremento de la agresividad son algunos de los efectos negativos a destacar, así como el aumento de la somnolencia.
La reducción de la tasa de alcoholemia es una necesidad acuciante, ante los preocupantes datos que arroja la siniestrabilidad en las carreteras españolas. Y es que el alcohol sigue es la sustancia más consumida por los conductores fallecidos como consecuencia de un accidente de tráfico, siendo la segunda causa de mortalidad en la carretera. Además, dejando a un lado las sanciones y pérdidas de puntos en el carnet, el conductor ebrio no solo pone en serio peligro su propia seguridad, sino que su conducta también pone en juego la vida del resto de conductores y peatones.
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