Reabre el castillo de mármol que esconde un palacio renacentista con las vistas más impresionantes de Sierra Nevada

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La joya renacentista del norte de Granada vuelve a abrir con visitas guiadas, exposiciones y un programa educativo que la sitúa como nuevo polo cultural del Zenete.

Entre Sierra Nevada y el altiplano del Zenete, el Castillo de La Calahorra vuelve a latir. La fortaleza, levantada entre 1509 y 1512 por encargo de Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primer marqués del Zenete, reabre sus puertas tras años de espera y se presenta como destino imprescindible para quienes buscan arte, historia y paisaje en una misma escapada. La reapertura recupera para el público una de las obras más bellas y desconocidas de Andalucía: un castillo renacentista que, tras siglos de uso restringido, se integra ahora en un proyecto cultural y turístico con vocación de futuro.

La Calahorra, icono renacentista granadino que vuelve a recibir visitantes

La fortaleza de La Calahorra fue el primer castillo civil renacentista de España. Una obra pionera que combinó la solidez militar con la elegancia clásica que el marqués conoció en Italia. El arquitecto Michele Carlone tradujo al corazón de Granada la estética del Quattrocento, levantando una fortaleza que es, al mismo tiempo, palacio y manifiesto artístico.

Tras su fachada austera, el visitante descubre un interior luminoso: mármoles de Carrara, arcos de medio punto y una escalera monumental que parece flotar. Detalles que sorprenden por su cuidado y que recuerdan el diálogo entre dos mundos, el defensivo y el cortesano, en pleno Renacimiento.

Mármol de Carrara, vistas al Zenete y visitas guiadas

La Diputación de Granada ha recuperado el edificio tras una larga negociación y lo abre con un calendario de visitas guiadas, exposiciones y actividades educativas. En este sentido, la terraza ofrece una de las panorámicas más codiciadas: los campos del Zenete, los pueblos blancos y, al fondo, las cumbres nevadas. El patio central de mármol blanco y las torres circulares invitan a recorrer la historia a golpe de mirada. Dado lo anterior, no extraña que, en días despejados, desde la carretera de acceso se alcance a intuir incluso el mar de Alborán. Un guiño al viajero que confirma la singularidad del enclave.

A los pies del cerro, el conocido como “Pueblo Mágico” de La Calahorra conserva la serenidad de sus calles moriscas y las casas encaladas. Su iglesia renacentista, la hospitalidad de los vecinos y la estampa del castillo al atardecer, cuando la piedra se enciende de rojo, completan una experiencia difícil de olvidar.

La reapertura ha sido recibida como un impulso para la comarca. Por este motivo, instituciones y agentes locales trabajan ya en una agenda de actividades que conecte patrimonio y territorio, favoreciendo un flujo de visitantes respetuoso y estable durante todo el año.

Un modelo de gestión patrimonial y turismo rural sostenible

Más que un monumento, La Calahorra se consolida como motor cultural. En colaboración con la Universidad de Granada, se avanza en la restauración integral y en un programa que generará empleo y dinamismo en el Marquesado del Zenete. El objetivo es claro: hacer accesible un legado excepcional y convertir la fortaleza en punto de encuentro para la creación y el aprendizaje.

La propuesta encaja con las nuevas tendencias de viaje: rutas culturales con encanto, escapadas tranquilas y experiencias auténticas en entornos rurales. En este marco, la fortaleza renacentista más alta de Granada une arte, paisaje y memoria con una naturalidad que conquista.

Cuando cae la tarde y el sol incendia de tonos rojizos las murallas, el visitante entiende por qué algunas historias, por antiguas que sean, nunca se apagan. Y por qué La Calahorra vuelve a estar, con justicia, en la lista de lugares imprescindibles para una próxima escapada. Para conocer más noticias relacionadas con turismo y estilo de vida, te recomendamos que visites nuestro periódico digital.

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