El aumento de lluvias en marzo y abril, unido a temperaturas benignas, ha generado un escenario poco habitual: las plantas han crecido más de lo previsto y la concentración de polen en el aire está alcanzando niveles históricos. Esta circunstancia, según el doctor Juan José Zapata, alergólogo y presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, ha desembocado en una de las primaveras más intensas en cantidad y duración. ¿Te ha ocurrido ya sentir picor constante o tos seca en pleno paseo por la calle? No eres el único.
Las principales fuentes de alérgenos son las gramíneas y el olivo, con picos que superan hoy los 2.500 granos/m³ en la provincia de Jaén, así como en otras zonas del sur y del centro peninsular, lo que incluso puede afectar a personas sin diagnóstico previo de alergia. Carlos, profesor de 33 años, reconoce que esta vez sus síntomas son más intensos. “Un día haciendo vigilancia de patio me lloraban los ojos de manera insoportable”, relata.
La repercusión de esta primavera llena de polen para quienes trabajan al aire libre
Los profesionales que pasan gran parte de su jornada en exteriores, como repartidores, albañiles o agricultores, suelen ver agravadas sus reacciones alérgicas. Y es que, al estar más expuestos, sus molestias pueden aumentar. Amparo, de 27 años, relata que para ella salir a la calle se ha convertido en un desafío diario: “Me ahogaba, sentía la garganta seca, me lloraban los ojos…”. En otras palabras, quienes tienen que desarrollar su labor en ambientes urbanos saturados de polen sufren de forma directa los efectos de esta primavera más agresiva, con episodios de asma y conjuntivitis persistente, entre otros síntomas.
Uno de los factores clave es la contaminación de las ciudades, que potencia la agresividad del polen. El doctor Zapata explica que el estrés que soportan las plantas por el exceso de CO₂ provoca que liberen pólenes más irritantes. “Los que vivimos en grandes núcleos urbanos tenemos la mucosa respiratoria más inflamada y somos más susceptibles a estos pólenes agresivos”, añade Carlos, quien ya ha tenido que cambiar de antihistamínico en más de una ocasión para minimizar el cansancio. Antes de nada, conviene distinguir los síntomas más frecuentes, que pueden confundirse con un resfriado:
Síntoma | Descripción |
---|---|
Estornudos | Episodios repetitivos, a veces imposibles de frenar |
Picor de ojos | Irritación continua, lagrimeo y enrojecimiento |
Mucosidad | Secreción constante y sensación de congestión nasal |
Tos seca | Aparece al inhalar las partículas de polen |
Fatiga | Cansancio generalizado y dificultad para concentrarse en el trabajo |
Esta tabla sirve de guía para quienes aún dudan si sus molestias pueden deberse a la polinización.
Recomendaciones esenciales para sobrellevar la jornada laboral sin que la alergia limite tu productividad
Si necesitas estar operativo en tu empleo, es básico acudir al alergólogo para obtener un diagnóstico. Conocer la sustancia causante de la alergia permite anticiparse y tomar medidas de control ambiental, como ventilar fuera de horas de máxima polinización o usar filtros especiales en el aire acondicionado. Además, los expertos aconsejan:
- Evitar zonas verdes en las horas de mayor concentración de polen.
- Proteger los ojos y la nariz con gafas de sol y mascarilla si fuera preciso.
- Mantener una correcta higiene nasal para reducir irritaciones.
¿Te interesa saber más? Muchos pacientes optan por la inmunoterapia, que puede reducir considerablemente los síntomas. Adriana, de 29 años, asegura que la vacuna le ha supuesto un cambio de vida, permitiéndole retomar sus actividades habituales sin tanta molestia.
Cómo influye la contaminación urbana en el aumento de los síntomas respiratorios de esta temporada
La exposición a partículas en suspensión, típica de las ciudades, inflama las vías respiratorias y contribuye a que el polen penetre con mayor facilidad. Un ambiente con más coches y fábricas intensifica esa irritación, convirtiendo la primavera en un auténtico reto para quien vive en entornos metropolitanos. En definitiva, la combinación de polinización intensa y contaminación incrementa los ataques de asma y el uso de fármacos antialérgicos en adultos jóvenes de entre 25 y 40 años. “Este año muchos han presentado cuadros asmáticos que antes no padecían”, alerta Zapata.
Con un buen diagnóstico, medidas de control y un tratamiento adecuado, es posible sobrellevar esta primavera menos amable. Reducir la exposición directa al polen y acudir a los especialistas son pasos esenciales para no ver comprometida la actividad diaria.