Los datos de envío de tus compras online pueden usarse para suplantar a tiendas o bancos y pedirte más información personal y bancaria.
Al recibir un paquete de Amazon u otra tienda, lo normal es abrirlo y tirar la caja. Pero en la etiqueta figuran nombre, dirección y otros datos. Si alguien los recupera del contenedor, puede usarlos para contactarte y convencerte de que devuelvas el producto, aceptar una “oferta” o facilitar más datos. Este método se conoce como dumpster diving y, por más simple que parezca, funciona.
Con la información visible en la pegatina: nombre, dirección, teléfono o incluso referencias del pedido, los delincuentes elaboran mensajes o llamadas que parecen legítimos. ¿Quién no confiaría si mencionan un artículo que realmente te ha llegado? De ahí que el engaño resulte creíble y logre su objetivo: obtener más datos personales y bancarios.
Qué es el “dumpster diving” y cómo terminan usando tus datos personales
El dumpster diving consiste en buscar en zonas donde las personas tiran documentación que consideran inofensiva. No solo cajas: también facturas, contraseñas anotadas, números de teléfono, direcciones o, en ocasiones, números de tarjeta. Con ese material, el estafador se hace pasar por una tienda o por una entidad bancaria y, paso a paso, te pide información adicional para cerrar un supuesto trámite, devolución o descuento.
Además, casi cualquiera puede caer en la trampa. Miles de personas confían al reconocer una compra real y, por tanto, no dudan cuando reciben un correo o una llamada “para gestionar la devolución” o “para aplicar un descuento”. En realidad, es una suplantación. El éxito del timo se apoya en ese dato inicial fiable: la etiqueta que fue a la basura. Por consiguiente, cuanto más “limpia” esté tu basura de referencias personales, menos posibilidades tendrán.
Datos habituales que se encuentran en la basura y cómo se aprovechan
A continuación, se resume qué información suele aparecer en residuos y de qué manera puede usarse para un engaño. Por lo tanto, identificar estos ejemplos ayuda a entender el riesgo real.
Dato del residuo | Uso fraudulento habitual |
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Nombre y dirección de envío | Hacerse pasar por la tienda para justificar devoluciones u “ofertas” vinculadas al pedido |
Teléfono | Llamadas dirigidas para pedir más datos o “confirmar” entregas |
Facturas y otra documentación | Obtener referencias fiables para solicitar información personal o bancaria |
Correos u otros identificadores impresos | Envío de mensajes con descuentos falsos o devoluciones ficticias |
Número de tarjeta que pudiera figurar en papeles tirados | Intento de forzar pagos o verificar datos financieros adicionales |
Como se ve, la clave es la credibilidad: parten de algo cierto que salió de tu propia basura.
Cómo evitar que tu basura revele información útil para futuros estafadores
La recomendación es sencilla: asegurarte de que en la basura no quede nada identificable que pueda dar información sobre ti. Además, conviene interiorizar el modo en que operan para no caer cuando llegue el contacto. ¿Te suena una llamada que “confirma” una devolución que no has pedido? Mejor cortar y revisar por tu cuenta. A modo de recordatorio práctico, estas son precauciones básicas derivadas del fenómeno descrito:
- Antes de tirar la caja, elimina o inutiliza la etiqueta donde figuren tus datos.
- Evita que la basura contenga información identificable que pueda dar pistas sobre ti.
- Desconfía de correos o llamadas que mencionen una compra reciente para pedir datos.
- Recuerda que pueden suplantar tiendas o bancos para solicitar pagos o más información.
- Protege documentos como facturas, contraseñas anotadas, teléfonos, direcciones o números de tarjeta.
En definitiva, el timo comienza en un gesto cotidiano: tirar un paquete con la etiqueta a la vista. Si esa pegatina no llega a ojos ajenos, cortas de raíz la vía de entrada del engaño. Además, que es un minuto de cuidado que puede ahorrarte un gran disgusto. Conoce más noticias de actualidad en nuestro periódico digital.