Longo, experto en longevidad, alerta: “con esta dieta acabas atiborrado de azúcar”

Según el investigador de la longevidad Valter Longo, el exceso de fructosa puede volverse en contra y acumular grasa a largo plazo. La clave, explica, es la cantidad.

El experto italo‑estadounidense, director del Instituto de la Longevidad de la Universidad del Sur de California, ha sacudido las redes al comparar los 30 gramos de azúcar que contiene un puñado de uvas con los 30 kilos de grasa que, de forma silenciosa, podrían sumarse en una década si se repite a diario. ¿Exageración o toque de atención? Veamos qué matices defiende.

Por qué la dieta de la longevidad limita las frutas más azucaradas aunque sigan siendo saludables

La fruta es uno de los ejes de la dieta mediterránea: fibra, vitaminas y antioxidantes la convierten en una aliada para el corazón. Sin embargo, Longo puntualiza que “lo saludable” no equivale a “sin límites”. El problema no es la fruta en sí, sino la suma de fructosa que se ingiere cuando se come después de cada comida y entre horas.

“Acabas atiborrado de azúcar”, advierte. La afirmación choca con la recomendación de cinco raciones diarias, pero abre un debate necesario: ¿cuánto es demasiado? Según el gerontólogo, 30 gramos de carbohidratos bastan al día; más allá, el cuerpo convierte el excedente en grasa.

Consecuencias de consumir cinco piezas de fruta diarias según el experto en longevidad

Longo ilustra su argumento con un cálculo sencillo. Si un puñado de uvas (30 g de azúcar) se repite todos los días:

Consumo diarioAzúcar ingerido al añoGrasa estimada en 10 años*
30 g de uvas≈ 11 kg de azúcar30 kg de grasa acumulada

*Cifra aproximada planteada por el investigador para mostrar el impacto a largo plazo.

Puede parecer poco en el corto plazo, pero ¿te imaginas cargar con tres bolsas de 10 kilos dentro de una década solo por “picar” fruta? Sin embargo, antes de demonizar el frutero, Longo aclara que la clave está en equilibrar. Estas pautas prácticas te ayudarán a hacerlo sin obsesionarte:

  • Prioriza la diversidad: alterna frutas menos dulces (manzana, fresas) con las más ricas en azúcar (uvas, plátano).
  • Acompaña siempre con proteínas o grasas saludables: un yogur natural o un puñado de frutos secos amortiguan el pico de fructosa.
  • Revisa la frecuencia: ¿de verdad necesitas postre en cada comida? A veces, con una al día basta.
  • Escucha a tu cuerpo: si tomas fruta y sigues con hambre, quizá falte proteína en tu menú.

¿Ves? No se trata de prohibir la fruta, sino de comprender su lugar en el plato.

Cómo aplicar las advertencias de Longo sin renunciar al placer de la fruta en verano

El verano trae melón, sandía y melocotones irresistibles. Antes de lanzarte, pregúntate: “¿Cuánta fruta he tomado ya hoy?”, y “¿La he combinado con otros grupos de alimentos?”. No olvides que en Okinawa, referencia de longevidad, la ingesta de fruta es sorprendentemente baja y, aun así, sus habitantes superan con nota los 100 años.

Por tanto, si tu objetivo es cuidarte a largo plazo, ten en cuenta la moderación y variedad a la hora de ingerir fruta. También, un seguimiento consciente evita que la fructosa se convierta en grasa sin que te des cuenta. Síguenos a diario para conocer otras interesantes noticias de actualidad como esta.

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