El Ministerio de Hacienda está esperando que se dé luz verde a la subida fiscal que pretende afecta a todos los vehículos diésel de nuestro país. Sin embargo, este nuevo impuesto tendrá que esperar. Y es que el último Consejo de Ministros celebrado en 2024, en el que se ha acordado aprobar la subida de las pensiones para 2025, no contempla implementar, de momento, el nuevo impuesto. Una nueva tasa que supondría un ingreso de 1.000 millones de euros a las arcas del Estado.
El impuesto del diésel está en proceso de negociación con los grupos parlamentarios
Según fuentes del ministerio que encabeza María Jesús Montero, la razón principal por la que de momento no se ha aprobado este gravamen a los vehículos con combustible diésel, es debido a que aún no tiene el respaldo suficiente para aprobar esta nueva normativa. En estos momentos, se está negociando con los diferentes grupos parlamentarios, para que el nuevo gravamen cuente con el respaldo suficiente en el Congreso y así ponerlo en marcha.
En resumen, el Ministerio de Hacienda lo que pretende hacer es darle al diésel el mismo tratamiento impositivo que tiene ahora la gasolina. Aunque, en definitiva, lo que se pretende es privar de incentivos la compra y el mantenimiento de vehículos diésel. Toto ello para “moderar las emisiones de gases de efecto invernadero” e “internalizar los costes ambientales que provocan estos carburantes”.
El asunto de la tasa energética como telón de fondo
En principio, el Gobierno no tendría problema en aprobar este nuevo impuesto en el Congreso de los Diputados con la ayuda de sus socios parlamentarios. Sin embargo, Podemos anunció el lunes pasado que no aprobaría la subida diésel. En ese aspecto, argumentan que debería establecerse un gravamen progresivo, de forma que la nueva medida no afecte a la economía de las rentas más bajas.
Y es que como telón de fondo tenemos la conocida como tasa energética. Al respecto, Isa Serra, eurodiputada de Podemos, ha argumentado en sus declaraciones, según adelanta 20 Minutos que: “es ridículo quitarle los impuestos a las grandes empresas energéticas, que son las que venden el diésel y las que más contaminan, y hacerle pagar a las familias trabajadoras más impuestos”. Por consiguiente, esta sería la razón principal por la que el nuevo impuesto al diesel tendrá que esperar. Y es que las negociaciones continúan en busca de consenso.
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