Un estudio andaluz demuestra que los fotoprotectores reducen la capacidad de la seba para capturar carbono, un servicio vital frente al cambio climático.
La costumbre veraniega de embadurnarse en protector solar tiene un lado oscuro: científicos de la Universidad de Cádiz y del ICMAN‑CSIC acaban de probar que estos productos alteran el metabolismo de Cymodocea nodosa, la planta que tapiza buena parte de la bahía gaditana. El hallazgo, financiado por la Junta de Andalucía y el Ministerio de Ciencia, revela que la exposición continuada a cremas comerciales convierte a estas praderas en emisoras, y no en sumideros, de CO₂.
Cómo los fotoprotectores alteran la fotosíntesis y el almacenamiento de carbono marino
Para medir el impacto, los investigadores recrearon las condiciones reales del litoral en un sistema de acuarios. Durante un mes trabajaron con tres grupos de plantas: un control sin crema y dos con concentraciones media y alta, basadas en muestras tomadas en playas tan concurridas como La Caleta. Ojo, aquí llega el dato clave: las hojas tratadas consumieron más oxígeno del que producían, cambiando el ecosistema de autotrófico a heterotrófico. Eso significa menos carbono retenido y más calor atrapado en la atmósfera.
Grupo experimental | Concentración de crema solar | Efecto principal observado |
---|---|---|
Control | 0 % | Fotosíntesis estable y tejido sano |
Exposición media | Nivel medio* | Disminución de la fotosíntesis y primeros signos de necrosis |
Exposición alta | Nivel alto* | Fotosíntesis negativa, necrosis casi duplicada y cambio a metabolismo emisor |
*Concentraciones representativas de lo detectado en temporada alta de baño.
Resultados clave del experimento con Cymodocea nodosa realizado en acuarios controlados
El equipo registró un incremento nocturno de carbono orgánico disuelto y una drástica pérdida de biodiversidad bacteriana, con caída de especies protectoras y auge de patógenas. Además, observaron más daño tisular, hojas con necrosis al doble, aunque, curiosamente, también detectaron un aumento de almidón en los rizomas; un posible mecanismo de resistencia. Estas son las principales conclusiones prácticas:
- Las cremas solares pueden transformar una pradera captadora de carbono en una fuente de emisiones.
- La alteración del microbioma vegetal incrementa el riesgo de enfermedades.
- El daño físico en las hojas compromete la función refugio para peces y moluscos.
- Pese a todo, la planta muestra cierta resiliencia almacenando reservas en sus rizomas.
Por qué urge revisar la regulación de las cremas solares para proteger los ecosistemas
¿Te has preguntado si tu protector etiquetado como “reef‑safe” es realmente inocuo? El estudio, publicado en Marine Environmental Research, advierte de qué términos como reef‑safe o eco‑friendly carecen hoy de respaldo legal. De ahí que los autores pidan reformular los fotoprotectores y, si hace falta, prohibir los componentes más dañinos, como ya hacen algunos destinos turísticos.
El mensaje al consumidor es claro: optar por filtros minerales o barreras físicas (camisetas UV, sombrillas) reduce el impacto sin sacrificar salud. Para la Administración, la investigación abre la puerta a fijar límites de concentración en aguas recreativas y exigir ensayos ambientales antes de autorizar un nuevo producto.
En definitiva, cada baño cuenta. Si quieres seguir disfrutando de un chapuzón sin dejar huella, piensa dos veces qué crema eliges y cuánta usas. El futuro de las praderas marinas, y el combate contra el calentamiento global, dependen de pequeños gestos cotidianos. Síguenos para conocer otras interesantes noticias de actualidad de Andalucía.