Terrazas, campus y vehículos laborales se suman a la lista negra mientras el consumo cae y la Junta refuerza los controles.
La escena es conocida: te acomodas en la terraza de tu bar favorito y, justo cuando vas a encender el cigarrillo, el camarero te recuerda que ahí dentro ya no se puede fumar. No es ciencia ficción; es la Andalucía que se avecina. El Ministerio de Sanidad ha decidido dar otra vuelta de tuerca a la ley del tabaco y apunta directamente a los espacios donde más nos gusta socializar. No es un capricho: más de 1,8 millones de andaluces (el 21 % de la población) mantienen todavía el hábito y eso se nota en la salud pública y, de paso, en el bolsillo común. Con Almería encabezando el ranking de consumo y Huelva a la cola, la Junta insiste en que el tabaco sigue siendo “un desafío crítico”. De hecho, acusó a la nicotina de más de 8.000 defunciones al año en la región. ¿Preparado para conocer los cambios y cómo te afectan?
¿Dónde no se podrá fumar a partir de ahora?
La reforma legal pretende alejar el humo de los lugares de ocio y estudio. Hablamos de una ampliación considerable que podría sorprender hasta al fumador más veterano. Se prohibirá fumar en las terrazas de bares y restaurantes, campus universitarios, centros docentes, instalaciones deportivas, marquesinas y vehículos laborales.
En esencia, se trata de blindar los espacios donde pasamos buena parte del día y evitar que el humo de terceros nos amargue la caña o el recreo. Por consiguiente, la Administración confía en que la medida reduzca la exposición pasiva que, según la propia Junta, alcanza al 90 % de la población andaluza. Aunque el hábito pierde fuelle, seguimos liderando la clasificación nacional. Hoy fuma un 21 % de la ciudadanía, pero las diferencias internas son notables.
Provincia | Porcentaje de fumadores |
---|---|
Almería | 24,85 % |
Huelva | 16,42 % |
Como se aprecia, hay casi ocho puntos y medio de distancia entre ambas orillas. Además, el vicio es todavía más masculino: un 24,14 % de hombres frente a un 17 % aproximado de mujeres. La parte buena es que la brecha se estrecha porque ellos dejan el tabaco un 40 % más que hace una década, mientras que ellas lo reducen un 27 %.
Tabaco “alternativo”: ¿solución o nuevo problema?
El texto legal no se olvida de cachimbas ni cigarrillos electrónicos. Diez de cada cien andaluces se han pasado a estas fórmulas, y un 6 % se decanta por el “vaper”. Sanidad equipara estos dispositivos al tabaco tradicional y les aplica idénticas restricciones de espacio. En consecuencia, esa calada “inocente” bajo el toldo de la terraza también estará vetada.
Por otro lado, la Junta financia investigaciones sobre los aerosoles tóxicos que generan estos aparatos, pues su impacto real aún está en estudio. La conclusión preliminar es clara: menos humo, más salud, sin importar el formato.
En los colegios e institutos se respira cierto optimismo. Entre los 11 y los 18 años, la mayoría afirma no haber probado nunca un cigarrillo. Solo el 3,7 % de los chicos y el 3 % de las chicas fumaron en los 30 días previos a la encuesta. No obstante, el contacto crece con la edad: el 43 % de los jóvenes de 17 y 18 años admite haber probado tabaco alguna vez. Esto quiere decir que la vigilancia debe intensificarse precisamente cuando termina la ESO y empiezan las ganas de libertad.
Para afianzar la tendencia, Salud ha metido en el mismo paquete las campañas específicas a adolescentes y la inclusión de los centros sanitarios en la red de espacios sin humo. El objetivo es que la tentación no encuentre resquicios.
Ventas a la baja y el negocio que se desinfla
Si el humo molesta, al menos la cartera pública respira aliviada. Altadis confirma que sus ventas de cigarrillos en Andalucía se han desplomado a la mitad en 15 años: de 737 millones de unidades en 2009 a 362 millones en 2024, lo que equivale a unos 42 pitillos por habitante (sí, niños incluidos). Podría parecer poco, pero multiplique y entenderá por qué Hacienda nunca pierde la sonrisa cuando suben los impuestos especiales.
Además, cada cajetilla menos supone un golpe al trío letal formado por cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y dolencias cardiovasculares. Por tanto, menos ingresos fiscales, sí, pero también menos gasto hospitalario: un equilibrio que no deja indiferente a ningún gestor.
Contrabando y tabaco de liar: cuando lo barato puede salir caro
Andalucía fue durante años la meca del tabaco ilícito. En 2014, justo al calor de la crisis, el contrabando llegó a representar un 45,60 % del consumo regional. Desde entonces, el dato se ha desplomado, aunque seguimos siendo “la más propensa a buscar productos baratos”, según la propia industria. De hecho, el tabaco de liar vive un renacer: en 2008 se vendieron 605.000 unidades y el año pasado el doble. Y sí, el ahorro es tentador, pero no cubre los posibles sustos de calidad dudosa.
Por otro lado, la Junta mantiene la lupa puesta en la picadura y promete más inspecciones. En consecuencia, quien apueste por la picaresca podría descubrir que lo barato sale caro… literalmente. Accede a nuestra sección de actualidad para conocer las noticias de más calado en Andalucía.