Reforzar el aislamiento de la vivienda es una de las mejores formas de ahorrar en climatización, pero hacerlo mal puede salir muy caro. Evitar ciertos fallos es clave para amortizar la inversión y ganar confort en casa sin que se dispare la factura.
Mejorar el aislamiento de tu vivienda es prioritario si quieres gastar menos en calefacción y aire acondicionado, pero hay que hacerlo con cabeza. Se calcula que la mitad de las viviendas en España están mal aisladas y, si la tuya es una de ellas, puedes estar pagando mucho más de lo necesario solo por mantener una temperatura agradable.
Por qué mejorar el aislamiento de la vivienda es clave para ahorrar energía
Un mal aislamiento térmico puede suponer hasta 1.000 euros más al año en energía, porque obliga a tener más tiempo encendidos los sistemas de climatización. Si tenemos en cuenta que aislar bien un piso puede rondar los 11.000 euros, estaríamos hablando de una inversión que se amortiza en unos 11 años, siempre que el trabajo esté bien hecho.
En otras palabras: si el aislamiento se instala de forma incorrecta, los plazos para recuperar el dinero invertido se alargan y la sensación de confort también se resiente. De ahí que sea tan importante planificar bien la obra y evitar los errores más habituales. Para visualizar mejor el impacto económico de un mal aislamiento, puede ayudar este sencillo resumen:
| Situación de la vivienda | Efecto en la factura energética anual aproximada |
|---|---|
| Vivienda bien aislada | Gasto ajustado, climatización más eficiente |
| Vivienda mal aislada | Hasta 1.000 euros más al año en energía |
| Inversión orientativa en aislamiento | Unos 11.000 euros de coste inicial |
| Tiempo estimado de amortización | Alrededor de 11 años si el aislamiento es correcto |
Esta comparación deja claro que el aislamiento es una inversión a largo plazo, pero solo resulta rentable si se evitan los fallos que reducen su rendimiento.
Consejos de la OCU para ahorrar en climatización: no cometas estos 5 errores
Una vivienda funciona como un pequeño ecosistema: un cambio en un punto puede generar problemas en otro. Con un aislamiento mal instalado, en lugar de ahorrar, se pueden provocar riesgos de incendio, humedades o incluso daños en la estructura. ¿Qué cosas conviene evitar desde el primer momento? A modo de guía rápida, estos son los cinco errores más importantes que un experto en aislamiento no cometería:
- Aislar alrededor de instalaciones eléctricas.
- Aplastar el aislamiento en buhardillas.
- Tapar humedades en paredes.
- Aislar sótanos sin prevenir la humedad.
- Contratar instaladores sin referencias.
A partir de aquí, es fundamental entender cada punto con más detalle para no meter la pata cuando llegue el momento de hacer obras en casa.
Cómo actuar antes de aislar paredes y sótanos con problemas de humedad
Uno de los fallos más frecuentes es aislar sin resolver primero las humedades. En el caso de las paredes, si hay grietas por donde entra agua y se pone aislamiento sin repararlas, la humedad queda atrapada en el interior del muro y se agrava el problema con condensaciones y manchas.
En paredes macizas, antes de colocar el aislamiento hay que instalar una barrera antihumedad que frene la entrada de agua. Solo así el material aislante podrá cumplir su función sin convertirse en un “imán” de moho.
Algo parecido ocurre con sótanos, bodegas o espacios bajos. Aislar estas zonas ayuda a conservar el calor, pero si no se controla la humedad pueden aparecer filtraciones y daños serios. Por tanto, antes de colocar el aislamiento hay que asegurarse de que no haya humedad y prevenirla con membranas antihumedad y recubrimientos impermeables. Después, es esencial garantizar una ventilación controlada para que el aire circule y se renueve.
Elegir instalador de aislamiento con referencias fiables para evitar problemas graves
Otro error importante es aislar alrededor de las instalaciones eléctricas. Aunque conviene sellar cualquier punto por donde entre aire frío, hay que dejar espacio libre alrededor de cables, cajas de fusibles o lámparas de techo. Si el calor se acumula sin salida, podría llegar a prenderse fuego o causar fallos eléctricos, además de dificultar tareas de mantenimiento. Y, por supuesto, no se deben bloquear chimeneas ni conductos de ventilación en uso.
También es un fallo común aplastar el aislamiento en la buhardilla apilando cajas sobre el material recién instalado. Esto reduce su capacidad de atrapar aire y su rendimiento, además de favorecer la humedad. Lo ideal es colocar tableros elevados para poder caminar sin dañar el aislamiento y no tapar nunca las rejillas de ventilación.
Por último, no hay que subestimar la elección del profesional. El sector del aislamiento ha vivido problemas por malos consejos, trabajos de baja calidad y empresas poco fiables. Las subvenciones y, más recientemente, los Certificados de Ahorro Energético (CAEs) han facilitado el acceso al aislamiento, pero también han atraído a instaladores que buscan un beneficio rápido.
Para evitar sustos, estrés y gastos extra, lo más prudente es contratar a un instalador con buenas referencias y un historial contrastado. Un profesional serio hablará contigo de las humedades, de la ventilación y de cómo va a resolver estos puntos antes de empezar. Al final, se trata de estar a gusto en casa… y de no tirar el dinero.
Conoce más noticias de trámites relacionadas con la economía de tu hogar, visitando nuestra plataforma web de información de Andalucía.