El greenwashing financiero preocupa a los inversores españoles, según la OCU

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Una encuesta de OCU y BEUC en once países radiografía la percepción del greenwashing en inversiones.

¿Conoces el greenwashing? Si no estás familiarizado con el término, es lo que en el mundo financiero se conoce como “lavado verde”, es decir, cuando se maquillan prácticas no sostenibles en las finanzas. La encuesta de OCU, junto a BEUC y otras asociaciones europeas, revela que los españoles valoran la sostenibilidad, pero desconfían de reclamos ambiguos y exigen reglas claras. ¿La foto fija? Mucho interés por invertir responsablemente, pero con reticencias cuando la información es confusa o hay sobrecostes.

El trabajo de campo se realizó entre mayo y junio de 2025 en once países europeos, con 11.300 participantes. La muestra española la conformaron 1.106 personas de entre 25 y 64 años, lo que permite tomar el pulso a pequeños ahorradores e inversores de perfiles diversos. En este marco, se midieron actitudes, barreras y expectativas sobre productos financieros que se presentan como sostenibles, así como el grado de confianza en su supervisión.

Quiénes son los inversores españoles más sensibles al greenwashing financiero

La predisposición a ser sostenibles es amplia: el 85% considera importante adoptar comportamientos respetuosos y el 76% ya ha tomado medidas en su vida diaria. Ahora bien, ¿sostenibilidad a cualquier precio? Solo el 41% afirma estar dispuesto a pagar más por productos realmente sostenibles, porcentaje que sube entre quienes gozan de mayor desahogo económico.

En los últimos tres años, el 79% ha ahorrado o invertido, pero únicamente el 11% lo hizo en productos sostenibles. Los más jóvenes, hasta 33 años, miran con mejores ojos estas opciones. El principal freno es la falta de dinero, seguida del riesgo percibido.

También pesa la forma de comunicar: el 56% de quienes invirtieron en productos sostenibles reconoce que los términos “verdes” influyeron en su decisión, aunque solo el 21% se sintió bien informado sobre todo lo relevante. La satisfacción general es alta (79%), pero baja al 64% cuando se evalúa la calidad de la información de sostenibilidad. A continuación, resumimos los datos clave que ayudan a entender la tendencia:

Indicador claveResultado
Considera importante adoptar comportamientos sostenibles85%
Ha tomado medidas de vida respetuosa con el medio ambiente76%
Dispuesto a pagar más por productos verdaderamente sostenibles41%
Ha ahorrado o invertido en 3 años79%
Ha invertido en productos sostenibles11%
Influyó el uso de términos “verdes” al invertir56%
Se consideró bien informado (finanzas y sostenibilidad)21%
Satisfacción general con estos productos79%
Satisfacción con la información de sostenibilidad64%
Confía plenamente en la supervisión (CNMV o Banco de España)Un tercio
Detectó casos de greenwashing financiero el último año18%

Estos porcentajes explican por qué la confianza es moderada: el control regulatorio se percibe insuficiente y la información, a menudo, demasiado técnica. Ojo con esto, porque mina la credibilidad del conjunto del mercado.

Qué piden los consumidores para aumentar la confianza en inversiones sostenibles

Cuando el consumidor percibe greenwashing, se siente manipulado y desconfía de futuras promesas ecológicas. Por eso, tres de cada cuatro reclaman más regulación, verificación independiente y transparencia sobre objetivos, métricas y planes reales de reducción de emisiones. En pocas palabras: reglas claras, datos comparables y supervisión efectiva.

Además, la confianza aumenta entre quienes ya han invertido en estos productos, lo que sugiere que una experiencia positiva y bien informada puede romper inercias. ¿No sería más sencillo si la documentación fuera más clara desde el principio?

Cómo solicitar información fiable y evitar productos financieros con greenwashing

La encuesta recoge orientaciones de OCU Inversiones que ayudan a decidir con cabeza, sin perder de vista la rentabilidad. Por tanto, conviene combinar criterios ambientales y financieros antes de mover el ahorro:

  • Considerar el impacto ambiental, las condiciones laborales y el respeto a los accionistas como parte del análisis de cada empresa.
  • Evaluar la calidad financiera con datos cuantitativos: nivel de deuda, ampliaciones de capital, estabilidad de beneficios y consistencia del pago de dividendos.
  • Usar varios criterios a la vez para no sacrificar la rentabilidad por una etiqueta “verde” poco sólida.

En consecuencia, contrastar la información, exigir metodologías claras y pedir evidencias verificables es la mejor vacuna contra la publicidad cosmética. No es poca cosa: protege el bolsillo y también la confianza colectiva en la inversión responsable. Para conocer otras noticias de actualidad, sigue los contenidos de nuestro periódico digital.

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