Este desayuno popular aumenta peligrosamente el riesgo de cáncer según un experto de Harvard

El cardiólogo de Harvard, William Li, alerta: el bacon muy crujiente multiplica carcinógenos y liga su consumo al cáncer de próstata.

¿Una lonchita de bacon para el desayuno? Seguro que más de uno la acompaña cada mañana con el café, casi sin pensar. Sin embargo, el doctor William Li (cardiólogo y biólogo vascular formado en Harvard) se aleja de esa rutina como de un incendio. Y no es por capricho gourmet: el cáncer de próstata, que ya supone un 7,3 % de los nuevos diagnósticos oncológicos mundiales (1,5 millones de casos anuales), acecha con fuerza hasta 2050. En su opinión, la forma en que cocinamos y elegimos la carne importa, y mucho. A partir de los 50 años la incidencia de tumores prostáticos se dispara; de ahí que la relación entre plato y salud sea algo más que un mero debate de sabor. Así que, si te encanta el crujir del tocino, quizá este sea el momento de preguntarte cuánto riesgo quieres servirte en el mismo plato.

¿Por qué un cardiólogo de Harvard hace ascos al bacon?

Li es muy claro: las carnes rojas muy hechas y los fiambres ahumados (bacon incluido) son su línea roja. Cuando esas piezas se cocinan a temperaturas de parrilla o mediante ahumado, aparecen las aminas heterocíclicas (HCA), compuestos carcinógenos que se multiplican con cada segundo extra al fuego. Más chisporroteo, más problema.

Además, entran en escena los AGE (productos finales de glicación avanzada), hijos de la reacción de Maillard que da ese tono tostado tan apetecible. ¿La escala del desastre? Un bacon apenas dorado contiene solo un 10 % de las HCA que acumula una panceta muy frita. Y si pasas la carne por el microondas, los AGE caen en picado, aunque Li prefiere directamente evitarlas: “Se asocian claramente con un mayor riesgo de cáncer”.

¿Cuánta carne nos zampamos en España cada día?

Mientras Li levanta el dedo acusador, en España seguimos dándole a la barbacoa con alegría. Solo en 2020, los hogares compramos más de 2.300 millones de kilos de carne, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Vamos, que lo de hacer pausa con la proteína animal no se nos da muy bien.

Esa “epifanía” social de sustituir el filete por alternativas vegetales aún no ha calado. Pero visto lo visto, quizás convenga replantearse el menú antes de que la báscula de riesgos se incline demasiado.

Alternativas vegetales que sí protegen tu próstata

Los datos acompañan al entusiasmo de Li por los vegetales. Habla de legumbres, especialmente soja, y de frutos secos como auténticos guardaespaldas celulares. Un estudio con 47.000 personas reveló que tomar una tercera parte de taza de nueces, cinco veces por semana, rebajó en un 34 % la mortalidad por cáncer. Y en China, consumir tofu o leche de soja logró mermar la incidencia de tumores prostáticos entre un 40 % y un 70 %. Antes de que el run‑run de la compra te líe, aquí va un resumen claro:

  • Soja y derivados (tofu, bebida de soja)
  • Nueces y otros frutos secos naturales
  • Cítricos (por ejemplo, 100 g de naranja diarios bajan un 12 % el riesgo)
  • Brócoli y crucíferas (una taza a la semana ayuda a frenar la extensión del tumor)

En definitiva, proteína vegetal y grasas cardiosaludables que sustituyen al filete sin pedir permiso al sabor.

Qué hay que hacer para reducir tu riesgo hoy mismo

En primer lugar, modera el fuego: menos parrilla abrasadora y más cocción suave o microondas si insistes en la carne. Después, revisa la lista de la compra: cambia el bacon de los lunes por un salteado de tofu o un puñado de nueces. A medio plazo, tu próstata lo agradecerá.

Por otro lado, introduce cítricos en la rutina: un vaso de zumo natural o una pieza al día basta para sumar puntos a tu favor. Y no olvides el brócoli semanal, ese “árbol” verde que muchos apartan del plato y que, según Li, ayuda a mantener controlado el avance del cáncer si finalmente aparece.

Por consiguiente, la pregunta ya no es si merece la pena renunciar a ese crujiente tentador, sino si compensa arriesgar la salud por unos segundos de placer salado. La próxima vez que el bacon chisporrotee en la sartén, acuérdate de Li… y de los 1,5 millones de diagnósticos anuales que quizá preferirías no visitar.

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